Por cierto, antes de que siquiera piensen en leer este fic quiero decirles que la hermana de Deidara si existe en el mundo de Naruto XD. Si aun no la han reconocido es la chica que acompaña al Tsuchikake a la reunión de Kages. Su nombre es Kurotsuchi.Imagen de KurotsuchiInformación de KurotsuchiPor cierto,
hagan click aquí para ver la imagen de Deidara en la que me basé para hacer este fic si les cuesta imaginarse cómo se ve. XD
Nota de la Autora: Este fic va dedicado a Viko-chan 
My Dear Deidara-chan (Mi querida Deidara)
El museo de arte estaba abarrotado de gente ese día Domingo, sin lugar a dudas la exposición del concurso anual interescolar era todo un éxito, o al menos eso apreciaba Tobi, un hombre de alta estatura que gustaba vestir de elegante traje negro y ocultar su rostro tras una máscara naranja. Sin lugar a dudas su rostro era todo un misterio, todos se preguntaban que clase de hombre se ocultaba tras la máscara: ¿Cuántos años tendría? ¿Sería joven? ¿O un anciano?. Lo único que se sabía de él es que debía ser al menos un rico empresario o cualquier otra clase de magnate ya que para venir en limusina y además financiar las obras de una artista parecía ser una muestra del dineral que debía manejar.
Así el hombre iba recorriendo el museo a paso tranquilo al tiempo que las personas que lo veían pasar se paraban a cuchichearse entre unos y otros.
-¿Es él?- trataba de decir en voz baja una chica con traje marinero de preparatoria a otra quien parecía su amiga.
-Sí, es el tal Tobi del que todos hablan- le confirmó.
-¿No es ese acaso el que financia las obras de esa belleza de la Secundaria Iwa?- susurraba un muchacho con uniforme de secundaria a otro.
-Sin lugar a dudas es él, es muy famoso porque nadie jamás le ha visto el rostro- decía el otro chico.
Pero, por supuesto, Tobi hacía caso omiso a lo que decían de él. Sólo le interesaba llegar a la Sala Número 8 donde estaban exponiendo las diez mejores obras que fueron elegidas por el jurado del concurso de las cuáles se escogerían a las tres mejores en tan sólo tres horas más.
Nadie imaginaría que en realidad Tobi era el millonario empresario Madara Uchiha. Sin embargo debía esconder su identidad tras una máscara a como dé lugar pues sería muy mal visto que alguien como él estuviera metido entre artistas de baja categoría, más aun si sabían que estaba ayudando a un aficionado en ello y peor sería para él si se enteraban de que era su novio.
Mientras tanto, la Sala Número 8 estaba ocupada por los 10 finalistas y sus respectivos acompañantes y familiares. No obstante, había una cabeza rubia que destacaba del montón la cual llevaba atado su cabello en una coleta, de azules ojos, vestía el uniforme marinero de la Secundaria Iwa y se había colocado un chaleco encima. Estaba sentada cerca de la mesa con bocadillos pero no tenía hambre, simplemente bostezaba porque no había podido pegar pestaña en toda la maldita noche debido a una noche de pasión en celebración por haber quedado finalista. ¿Su familia y amigos?. No los invitó y es que tenía fuertes razones para ello. En eso, alguien le avistó, un conocido que se le acercaba con decisión, mas ella ni siquiera levantó la cabeza incluso cuando esta persona se sentó en una silla a su lado.
-¿No tienes hambre preciosa?- le preguntó.
-¡Piérdete!- refunfuñó la rubia.
-No deberías hablarme así, después de todo soy uno de los jueces del concurso- le advirtió.
-¿Y eso a mí que me importa, un?- volvió a refunfuñarle.
-Pues debería importarte…- y a continuación acercó la boca hasta su oído para susurrarle algo que sólo ella pudiera escuchar
- Travestista…Y como si un balde de agua fría le hubiese caído encima, “la chica” se paró de su asiento con cara de pánico sin dejar de mirar al susodicho que se atrevió a susurrarle.
-¡¿USTED?!- le gritó al tiempo que le apuntaba con su dedo índice.
-En persona- decía el hombre arreglando su traje de gala.
Resultaba ser que el juez era un joven muchacho, pero no cualquier muchacho ya que en realidad tenía 34 años recién cumplidos, de cabello rojizo y despeinado, además de ser unos centímetros más bajo que la rubia. Era nadie más ni nadie menos que…
-¡ESTÚPIDO MAESTRO SASORI! ¡ME DIO UN SUSTO DE MUERTE!- le gritaba la chica.
-Oye Deidara, tranquilízate- le pidió Sasori con calma
-. No puede ser que ya vayas a tercero de secundaria y aun sigas siendo un muchachito insolen…- el pelirrojo no pudo seguir hablando más debido a que el ojiazul le había tapado la boca con una mano, sin embargo el movimiento fue algo tardío pues muchas cabezas se habían volteado cuando escucharon al juez Sasori mencionar la palabra “muchachito”.
-¡Ay vaya, sí que está ciego este juez!. Parece que me confundió con un conocido. Ajajajaja- rió fuertemente Deidara para desviar la atención de los presentes y lo logró, todos volvieron a sus asuntos después de eso
-. Usted… yo… baño… ¡Ahora!- refunfuñó ella por lo bajo pero ahora haciendo notar una voz masculina.
Dos minutos más tarde habían llegado al baño del museo que por suerte era para una sola persona, así que ambos se encerraron ahí con pestillo.
-¿ES QUE USTED ESTÁ LOCO O QUÉ, UN?- le gritó la rubia en un rudo tono masculino
-. Si alguien se llega a enterar que soy hombre seré el hazmerreír de la ciudad.
-Ya supéralo Deidara, el que tu nombre pueda ser usado por los dos géneros no significa que te puedas salvar por siempre- le decía seriamente su maestro
-. Tarde o temprano todos se darán cuenta de que eres hombre. Es más, si tienes suerte de salir premiado tu foto saldrá en el periódico de mañana.
-No, no saldrá porque Madara se encargará de quitarla- dijo con decisión el ojiazul.
-Escúchame Deidara, no puedes estar dependiendo siempre de Madara…
-¡CÁLLESE!. ADEMÁS SI NO FUERA POR ÉL, YO…En eso tocaron la puerta del baño.
-¡UN MOMENTO!- gritó el rubio para después volver a la conversación
-. Si no fuera por Madara yo nunca habría llegado hasta aquí. Usted sabe mejor que nadie como es mi situación, un.
-Es verdad, que tus padres crean que por ser artista acabarás siendo un muerto de hambre no debe ser muy bueno para tu autoestima- entonces Deidara pudo sentir e imaginar como una puntiaguda flecha que tenía escrito “La Cruda Realidad” le atravesaba el pecho
-. Cambiando de tema, te sienta bien el uniforme de marinerita. ¿Cómo lo conseguiste?
-Bueno, mi hermana me debía un favor y… ¿QUÉ RAYOS LE PASA?. ¿POR QUÉ PRECISAMENTE QUIERE HABLAR DE ESE TEMA?. ¡PERVERTIDO!- le gritó con la cara roja.
-Como mi antiguo estudiante ya deberías saber que me gustan los trajes de marinerita- ante este comentario Deidara sintió que se le revolvía el estómago del asco.
-¡PUES NO SE FIJE EN MÍ!- le gritó el rubio.
-¿Y CÓMO HACERLO?. ¡A DIFERENCIA TUYA A MÍ NO ME GUSTAN LOS HOMBRES, Y AUN MENOS LOS TRAVESTIS!Entonces volvieron a llamar a la puerta una vez más.
-¡QUÉ ESTÁ OCUPADO!- gritó esta vez Sasori y luego volvió a la conversación
-. Aun así no me gusta tu anonimato para nada. Si de verdad eres un artista demuéstralo y revela tu verdadera identidad, no tienes por qué fingir ser alguien que no eres para poder hacer lo que te gusta.-No puedo, usted bien sabe que si mis padres se enteran que estoy metido en estos concursos y otros proyectos de arte nunca más me dejarán dedicarme a esta pasión- protestó Deidara.
Una vez más volvieron a llamar a la puerta pero esta vez con más insistencia.
-¡POR ÚLTIMA VEZ, QUÉ ESTÁ OCUPADO!- gritaron al mismo tiempo ambos hombres, pero entonces…
¡¡¡PAAAAAAAF!!!
Y en un abrir y cerrar de ojos, Maestro y Estudiante, terminaron en el suelo y siendo aplastados por la puerta que antes se encontraba cerrada.
Lo que había pasado fue que una estudiante dos años menor que el rubio, de cabello oscuro y que vestía el mismo uniforme de marinerita que él, había derribado la puerta de una sola patada.
-¡Creo que te encontré, hermanito!- dijo la chica esbozando una infantil sonrisa.
-¡¿KURO?!- gritó el rubio de la impresión.
-¿Y ella quién es?- preguntó el pelirrojo.
-Es mi hermana menor, un.
-Así que ella es la famosa Kurotsuchi, vaya chica tan latosa- susurró Sasori para sí mismo.
-¡¿A quién le dices latosa?!- estalló la morena pero entonces se fijó en la comprometedora escena que tenían su hermano y su maestro
-. He… ¿Hermano?. ¿Estabas engañando al Señor Madara?- decía con los ojos en blanco.
-¡NI SIQUIERA LO DIGAS EN SERIO!- gritó un ofendido y sonrojado Deidara
-¡SÍ, ADEMÁS A MÍ NO ME GUSTAN LOS MOCOSOS Y AUN MENOS LOS TRAVESTIS COMO TU HERMANO!- agregó también un ofendido Sasori.
-¿A quién le dices travesti?- habló entonces una masculina voz que se oyó bastante tenebrosa.
-¿Madara…?- susurró apenas el ojiazul al ver ahí a un alto hombre, vestido como un gran empresario y que lo admiraba con sus rojas pupilas.
-¡Señor Madara, póngase la máscara!. ¿Qué pasará si se enteran que está aquí?- le pidió la morena.
-Tranquila Kuro, nadie me ha visto- le relajó Madara
-. Y por lo que veo encontraste muy rápido a tu hermano- agregó con una pícara sonrisa al ver a Deidara aun tirado en el suelo y siendo ayudado a ponerse en pie por Sasori.
-¡¿Quieres callarte?!. ¡Además podrías ayudarme un poco aquí, un!- se quejó el rubio.
-¡Vaya manera que tienes de saludar a tu novio!- dijo el moreno con algo de gracia
-. Pero si insistes con que necesitas ayuda…Entonces, Madara pasó adentro del baño, hizo a un lado a Sasori y tomó a Deidara entre sus brazos como cual caballero en su brillante armadura toma con sumo cuidado a su princesa.
-¡Pero qué romántico!- exclamó Kuro con sus ojos transformados en corazón.
-Creo que voy a vomitar- dijo el pelirrojo con asco.
-Y ahora, mi querida Deidara… ¿Desea que la lleve a algún lugar en especial?. ¿O prefiere quedarse e iniciar aquí el show?- ofreció el moreno con una voz románticamente seductora.
-¡Si quieren hacer cosas de gays mejor váyanse a un hotel que para eso sirven!- les gritó un Sasori totalmente rojo.
¡¡¡POOOOOOOOOOOOOOW!!!
Una fuerte patada llegó a la cara del pelirrojo dejándolo inconsciente.
-¡¿MAESTRO?!- gritó un preocupado Deidara aun desde los brazos de Madara.
-Kuro, hazte cargo de él, después de todo es uno de los jueces- ordenó el moreno.
-¡Como usted diga, Señor Madara!- afirmó la muchacha
-. ¿Y que hará con mi hermano?.
-¡Lo llevaré al paraíso!- dijo con voz seductora lo que provocó que Kuro pusiera una mirada soñadora y que Deidara se sonrojara a morir.
-¿Por qué tuve que tener una hermana yaoista?- se preguntaba el ojiazul para sus adentros mientras era llevado afuera del baño en los fuertes brazos de Madara
-. ¡¿Eh?!. ¡OYE AL MENOS PONTE LA MÁSCARA!- le gritó al darse cuenta que aun no se la había puesto
-. ¿Es que quieres que alguien te reconozca, idiota?.
-¡Lo había olvidado!- dijo avergonzado al tiempo que sacaba de detrás de su chaqueta una máscara naranja y se la colocaba con una sola mano, todo esto y sin soltar al rubio en ningún momento (N/A: Se puede a Dei con un solo brazo… ¡Qué fuerte es!).
-Por cierto… ¿A dónde vamos?- preguntó Deidara.
-Al paraíso- le aseguró un seductor Madara haciéndole sonrojar.
-¿Entonces no era broma?- se preguntó con temor el rubio.
-¡KYAAAAAAAAAAAA!. ¡AHÍ VA DEIDARA!- exclamaron una voces.
-¡Y VA EN LOS BRAZOS DE TOBI!. ¡PERO QUÉ LINDA PAREJA HACEN!- exclamaba una chica.
-¿Pero qué…?- alcanzó a decir apenas el chico antes de que él y su amante fueran rodeados por un vasto público de jóvenes de distintos institutos.
-¡Quiero tu autógrafo Deidara!- pidió una chica pelirroja.
-¡Y yo!- pidió una muchacha castaña.
-¡Deidara, eres tan genial!- exclamó un muchacho.
-¡Y la más sexy!- dijo otro.
-¡¿Disculpa?!- exclamó enojado el chico sin notar que había alzado sin querer su voz masculina lo cual hizo callar a todo el repertorio que se había acercado
-. Esto… digo… no digas eso cuando estoy con mi novio… mira que es muy celosos y se enfada muy fácilmente- se excusó ahora colocando una voz femenina.
-¡ASÍ ES!. ¡ASÍ QUE ALÉJENSE DE MI DEIDARA AHORA!- gritó un enfadado Tobi que casi sacaba fuego por debajo de la máscara.
Instantáneamente, todos los chicos y chicas se alejaron rápidamente.
-Oye, que yo lo decía en broma, un- dijo un avergonzado Deidara.
-Ahora por eso…- decía con voz de ultratumba
- ¡Lo haremos tres veces nada más llegar a mi departamento!.
-¡¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ?!+o+o+o+
Veinte minutos después, Madara había llegado a su departamento con Deidara. Lo había traído en su limusina y luego lo llevó en sus brazos por el ascensor hasta el último piso donde el vivía y es que la verdad el piso entero le pertenecía así que su hogar más parecía salón de fiestas o algo así por lo amplio que era. Tenía suficientes habitaciones como para invitar a dormir hasta diez invitados sin problema alguno.
Nada más llegar llevó al rubio a su habitación, un amplio cuarto que estaba tapizado de seda oscura, con una puerta que daba al extenso armario del moreno y otra de vidrio que daba acceso a la terraza, además de tener un televisor de plasma de quién sabe cuantas pulgadas y una cama de dos plazas redonda en medio de la habitación en el cual el moreno depositó al chico de sus deseos.
-¿No vamos a hacerlo en serio o sí, un?- preguntaba Deidara aun sin creérselo.
-Tú bien sabes que nunca hablo en broma- le dijo con seducción.
-Pero… ¿Y la… ah… premiación?- preguntó a duras penas aguantando las lamidas de Madara en su cuello.
-Aun faltan tres horas para ello…- susurró muy cerca de su oído haciendo temblar al ojiazul con el calor de su aliento
-. Aunque si lo quieres puedo ser más rápido y así regresar más pronto- agregó al tiempo que colocaba sus manos por debajo de la falda del rubio.
-No… espera un… poco- rogaba el menor.
-Lo siento, se me olvida que a ti te gusta ir despacio… pero es que me tienes ardiendo por dentro, Deidara- decía Madara con seducción al tiempo que olía los dorados cabellos del ojiazul.
Y con dedicación fue desabotonando el chaleco del menor hasta que sólo lo dejó en el uniforme de marinerita. Le pareció que se veía muy tierno con él puesto y sin ese molesto chaleco. Mas no iba a quedarse contemplándole aun con tanta ropa puesta así que empezó a desnudarlo sacándole primero la blusa.
-Espera… espera…- suplicaba el ojiazul mientras su novio le sacaba su prenda.
-Deidara, ¿ya te había dicho lo sexy que te ves sólo con la falda puesta?- le susurró el Uchiha al oído.
-Sí, creo que como unas cincuenta veces- le respondió en un tono molesto para luego empezar a intentar contener gemidos pues Madara se dedicaba a lamer, besar y morder su torso
-. Vas… vas muy rápido…- logró decir apenas con las mejillas totalmente ruborizadas.
Pero el moreno hacía caso omiso a sus súplicas, la sola idea de tenerlo debajo de él, tal y como quería, haciéndose el difícil a su manera, era sin duda algo que le excitaba. Pero más que eso le gustaba hacerlo sufrir.
Pasó una mano por debajo de su falda y con una atormentadora lentitud le removió la ropa interior. Deidara estaba totalmente ruborizado y excitado, pero aun así no quería admitirlo, trataba de contener sus gemido tanto como podía sin saber que esta actitud sólo excitaba aun más a su novio; entonces, el Uchiha comenzó a masturbarle y el rubio ya no pudo contenerse más, un hondo y profundo gemido salió de su boca haciendo eco por toda la habitación y dejando algo satisfecho al moreno, pero aun faltaba más para satisfacer todo el apetito sexual que yacía en él.
En eso, el mayor se mojó un dedo con su saliva para luego introducirlo en el interior del rubio. El ojiazul ahogó un grito en su garganta al tiempo que se abrazaba al cuello del Uchiha y de forma involuntaria empezaba a mover las caderas. Definitivamente Deidara estaba sintiendo un placer indescriptible, cada vez sentía que su cuerpo pedía más y más, pero entonces…
Madara se detuvo.
-¿Qué pasó, un?- preguntó entonces el menor sin entender.
-Será mejor que te vistas o llegaremos tarde a la premiación- dijo como si nada el Uchiha, para luego pararse y darle a Deidara sus ropas.
-¡¿TÚ ESTÁS LOCO O QUÉ?!- le gritó el artista, pero su novio se hacía el que no escuchaba
-. Después de todo esto, lo único que quiero es…- se quedó mudo y se ruborizó a más no poder, no era capaz de decirlo.
-¿Qué es lo que quieres?- decía calmadamente el moreno.
-Yo… bueno… lo que quiero… lo que quiero es…- decía entrecortadamente y cada vez más rojo.
-Bueno, si no lo dices es porque no es muy importante. ¿Cierto?- le declaró con una enorme sonrisa de oreja a oreja.
Esto era sin duda lo que más gozaba Madara, hacer sufrir de verdad al rubio era golpearlo en el orgullo y no había mejor golpe que éste. Sin duda, lo que más amaba en Deidara eran los momentos en que era capaz de dejar su orgullo de lado por él. Pero para lograr eso era necesario un poco de preparación como la que había hecho.
-Yo… Yo…- trataba de decir el ojiazul, pero las palabras no le salían.
-Bueno, si ya no quieres seguir perdiendo el tiempo, será mejor que empieces a vestirte…
-¡YO QUIERO QUE ME HAGAS EL AMOR AHORA!- logró al fin gritar el rubio. Tenía la cara completamente roja de la vergüenza debido a lo que su novio le obligó a decir.
Y antes de que el menor pudiera pensar otra cosa, el Uchiha ya se había puesto de nuevo encima suyo con una mirada llena de lujuria sólo para él. Así que ya no se hizo más de rogar y fue directamente a lo que quería. Se quitó los pantalones y la chaqueta, ésta última porque ya le estaba dando mucho calor, quedando así sólo con la camisa y la corbata. Se quitó su ropa interior y llevó su ya erecto miembro a la entrada del menor.
-No… espera… espera, aun no me siento listo…- rogaba el ojiazul al notar lo rápido que iba todo esto.
-Yo ya no puedo seguir esperando más, mi querido Deidara- le susurró el mayor para luego introducir toda su hombría de un solo golpe en el rubio, quién gritó desesperadamente una y otra vez al sentir como su interior se abría para dar paso a su novio.
Madara siguió embistiendo fuertemente al artista como si se le fuera la vida en ello, se sentía tan bien que no quería ni reparar en las quejas de su novio. Deidara apenas sí podía aguantar el dolor inicial, así que trató de calmarlo tratando de afirmarse tan fuerte como podía al moreno, no fue sino después de tres minutos así que recién empezó a sentir como el dolor le abandonaba para empezar a sentir un enorme placer que cada vez lo iba excitando más y sacándole gemidos cada vez más fuertes que los anteriores.
-Madara… ¡AH!... no… ¡No puedo más!… Me voy… ¡ME VOY A VENIR!- gemía el rubio.
-Entonces… vengámonos juntos- gimió el moreno, para luego lanzar un profundo gemido que hizo eco en la habitación y venirse en el interior del ojiazul, al mismo tiempo el rubio acabó viniéndose el también, aunque hubo un ligero error de cálculos…
¡SE LE HABÍA OLVIDADO QUITARSE LA FALDA!
-¡MANCHÉ LA FALDA!- gritó el menor al darse cuenta de ello
-. ¿Y ahora qué voy a hacer?. ¿Qué pasará con la premiación?.
-Si quieres podemos llamar a tu hermana desde mi teléfono para que te traiga una de repuesto- sugirió el mayor.
-Es verdad. ¡Puf, ya me siento mejor, un!- suspiró relajado.
Entonces, Deidara sintió que alguien marcaba por un teléfono móvil, era Madara que estaba telefoneando a la chica.
-¡¿VAS A LLAMAR A KURO ESTANDO ASÍ?!- le gritó molesto y es que todavía ni se había salido del interior del ojiazul.
-¡Hola Kuro, soy yo!- saludaba Madara haciendo caso omiso a lo que le decía su noviecito
-. Sí estamos bien, y Deidara se encuentra en una situación comprometedora por lo que necesita una falda de repuesto. ¿Habría forma de que le trajeras una a mi departamento en, digamos, una o dos horas?.
-¡¿CÓMO QUE DOS HORAS?!. ¡TU DEPARATAMENTO NO QUEDA TAN LEJOS DEL MUSEO!- se quejaba el rubio.
-Así es, pequeña Kuro, nos encontramos en un momento muy íntimo, así que tómate todo el tiempo que quieras- le decía Madara y aun sin reparar en lo que le decía el rubio
-. Tú también cuídate. ¡Nos vemos entonces!- se despidió y luego tiró su teléfono lo más lejos posible
-. Tu hermana te manda saludos y que la pases bien- le dijo sonriente.
-Maldita Kuro…- decía a regañadientes el artista.
-Bueno, ahora vamos a hacerlo de nuevo- propuso el Uchiha.
-¡¿QUÉ?!- se sorprendió el menor
- ¡¿Todavía ni me recupero del primero y ya quieres otro, un?!
-¿Te dije antes que lo haríamos tres veces, o no?- le susurró con una voz notoriamente lujuriosa.
Aquella fue una laaaaaaaaaaaaaaaaaaaarga tarde para Deidara.
+o+o+o+
Tres horas después, Deidara se encontraba de nuevo en el museo vistiendo su traje de marinerita con su chaleco encima. Hacía una media hora atrás su hermanita había traído la falda de repuesto hasta el departamento del Uchiha para luego irse los tres en limusina hasta el museo como si nada hubiera pasado. El Uchiha había vuelto a ponerse su máscara y Deidara llevaba el uniforme tan impecable como siempre.
-¿Y qué pasó, hermanito?. ¡Anda!. ¡Por favor dime!- le suplicaba una impaciente Kuro que sólo deseaba saber todos los detalles posibles.
-No quiero hablar de eso- decía el artista haciendo caso omiso a su hermana
-. Por cierto, ¿cómo se encuentra el Maestro Sasori?.
-Se está recuperando, sólo tiene una pequeña hinchazón en la mejilla. Nada que una bolsa con hielo no pueda curar- le aseguró la morena.
-Eso me alegra- sonrió Deidara.
Entonces sonó una breve musiquilla de llamado y luego se escuchó una voz femenina hablar por el altavoz.
-¡Atención a todo el público!. Ahora procederemos a la premiación de los 10 finalistas. Favor de presentarse los 10 finalistas en la Sala 8- anunció.
-¡De acuerdo, esa es mi llamada!- dijo un entusiasta de Deidara.
-¡Yo sé que tú ganarás hermanito!- confiaba Kuro.
-¡Hazlos pedazos, querido Deidara!- le deseó Madara tras su máscara.
-¡Así será!- les dijo un confiado Deidara ahora cambiando a una voz femenina mientras corría al salón de las premiaciones.
-¡ESPERA DEIDARA!- le gritó el moreno.
-¿Qué ocurre?- preguntó la ahora “chica”.
-Es que se me olvidó darte algo.
-Pues apresúrate que tengo prisa- le pidió la rubia, pero antes que Deidara pudiera decir más, el mayor se había removido un poco de su máscara para dejarle un beso en sus labios
- Ma… Madara…- susurró apenas la chica con algo de rubor en sus mejillas.
-¡Es para la buena suerte!- le aseguró Madara volviendo a colocar su máscara en su lugar.
-¡KYAAAAAAA!. ¡PERO QUÉ ROMÁNTICO!- gritaba Kuro de la emoción.
-¡YA CÁLLATE YAOÍSTA!- le gritó la rubia con toda la cara ruborizada.
-Oye, Deidara- le llamó entonces el mayor
-. No pierdas más tiempo y apresúrate- le indicó con una alegre voz.
-¡Sí!- afirmó la ojiazul mientras volvía a ponerse en marcha a la sala de la premiación.
-¡BUENA SUERTE DEIDARA!- les desearon entonces su hermana y, por supuesto, su querido Madara.
+~Fin~+
Jue Mar 04, 2010 4:43 pm
